El cambio climático ha intensificado una debilidad histórica del Mediterráneo español: la baja disponibilidad de agua. Este problema ha quedado de manifiesto en los últimos meses en regiones como Cataluña, Andalucía o Murcia. La solución pasa por apostar no solo por métodos convencionales como los trasvases o el uso de aguas superficiales y subterráneas, sino también por un aumento de la eficiencia y por técnicas menos habituales como la reutilización y la desalación. Así lo han afirmado José Claramonte, director general de Facsa; Gonzalo Delacámara, director del Centro del Agua y Adaptación Climática de IE University; y Paco Cabezas, profesor de la Universidad de Murcia, en el debate sobre la gestión del agua, celebrado en el marco de la segunda jornada del Foro Económico y Social del Mediterráneo, organizado por el grupo Prensa Ibérica.
En primer lugar, Claramonte destacó la importancia de incrementar la eficiencia en la gestión a través de la tecnología y de apostar por la regeneración y reutilización de aguas residuales para solventar la crisis hídrica actual. En este sentido, Delacámara recordó que la comunidad del sureste español es “probablemente líder europeo” en la regeneración y reutilización de agua depurada para la agricultura, aunque “incluso en esta zona hay margen de mejora”.
Por otro lado, el director general de Facsa recordó que los problemas de insuficiencia de agua se han agravado en los últimos meses debido a la sequía, la gestión ineficiente de los recursos y la agricultura intensiva. El consumo humano cada vez requiere más agua debido al crecimiento demográfico y al auge del turismo, pero es la agricultura el principal consumidor, representando la zona mediterránea más del 50% de la producción agrícola del país (cuarto exportador de la Unión Europea y séptimo a nivel mundial). Por lo tanto, este será uno de los sectores más afectados por el escenario de “reducción de las precipitaciones” en los próximos años, según advirtió Claramonte.
Además, explicó que están surgiendo nuevas actividades económicas que serán grandes consumidoras de recursos hídricos en el futuro, como el hidrógeno verde o los centros de datos. En este sentido, Claramonte planteó que es necesario empezar a decidir “qué sector” se cubre “con los recursos actuales”, de manera que cada región determine “cuáles son las actividades estratégicas” para su territorio.
Una vez analizado el problema e identificadas las soluciones, Paco Cabezas criticó que en los últimos años se ha producido una “territorialización de los recursos hídricos” y defendió que “solo hay una solución, y pasa por promover acuerdos, diálogo y acercamiento de posiciones”. En la misma línea, Claramonte propuso la creación de una secretaría de Estado del Agua y un ministerio de Agua y Energía, mientras que Delacámara planteó un “pacto de Estado” sobre la gestión del agua.
La conclusión de los expertos participantes en el debate es similar al resultado del Consejo del Agua -grupo de expertos creado por el diario La Opinión de Murcia, entre los que se encuentran representantes del gobierno regional, la Confederación Hidrográfica del Segura, rectores universitarios y representantes del sindicato de regantes, entre otros- que defiende una “política nacional del agua que considere este recurso como un bien de todos los españoles”, según resumió durante el foro el director de La Opinión de Murcia, José Alberto Pardo.
Finalmente, los participantes coincidieron en la urgencia de adoptar una perspectiva nacional y colaborativa para gestionar de manera eficiente y sostenible los recursos hídricos del país, destacando la importancia de la innovación tecnológica y la inversión en infraestructuras como elementos clave para afrontar los retos futuros del agua en España.