El futuro de la energía debe ir ligado a la eliminación de las emisiones contaminantes a la atmósfera, y los gases renovables tendrán un papel importante para alcanzar este objetivo. Por ello Facsa, desarrolla en estos momentos diferentes iniciativas para llegar a esta meta, aprovechando uno de los tipos de infraestructuras en los que tienen una amplia experiencia: las depuradoras. Los procesos para separar los residuos procedentes del saneamiento de aguas dan como resultado unos desechos que pueden transformarse en energía.
Este ha sido el eje de la intervención en el Ecoforum de Malú Barrera, coordinadora de Proyectos de Gases Renovables de Facsa, en la que ha destacado que las investigaciones en este campo son muy importantes “para conseguir los objetivos de la economía circular, reducir los gases de efecto invernadero, limitar el consumo de combustibles fósiles, mitigar los efectos del cambio climático y ser menos dependientes del suministro energético del exterior”. Todo ello con unas grandes oportunidades de penetrar en sectores como la industria y el gran transporte.
Aparte del biogás, se evoluciona hacia la producción de biometano, “que es el biogás al que se le elimina el CO2, que además es 100 % compatible con el gas natural y puede ser inyectado a la red”, ha incidido.
Una de las claves de los proyectos en los que está involucrada Facsa es la generación de biogás a través de los lodos de las aguas residuales, mediante la digestión anaerobia de estos componentes. Ha explicado que de esta manera “se reduce la fracción volátil de residuos en depuradoras, se eliminan olores y hay sustratos que se pueden usar para sacar gas, e incluso mediante un tratamiento se puede también obtener fertilizante”.
En estos momentos, la compañía “cuenta con diez plantas que generan biogás, que puede ser transformada en energía para ser consumida en las propias instalaciones”, ha desgranado Barrera. Entre estas plantas, ha citado instalaciones de Castelló, con una cogeneración eléctrica, mientras que Almassora cuenta con una caldera.
Pero la ambición por sacar todo el partido a las aguas residuales no se queda aquí. Malú Barrera ha mencionado un proyecto de innovación y desarrollo, consistente en el uso de digestores a diferentes temperaturas. Algo que permite “incrementar la producción de biogás”. Esto ya ocurre en lugares como la depuradora de Alcoi.
Otros proyectos
En lo referente a la investigación sobre biometano, Facsa trabaja en el proyecto Biovo, que tiene como eje la comarca catalana del Vallès Oriental. Los procesos empleados hacen posible generar esta energía, que se inyecta directamente a la red gasista.
La mayor parte de la investigación se basa en plantas de grandes dimensiones, pero la depuración de aguas está presente en todo tipo de municipios. Por esta razón, Facsa colabora con Enagás, en un interesante plan, Trovant Technology, que permite adaptar todas las innovaciones todavía en ciernes para plantas de todos los tamaños. Una forma de sacar todo el partido a las instalaciones de saneamiento.
Hidrógeno verde
Desde hace un tiempo, el hidrógeno verde se ha convertido en la gran esperanza para el futuro energético. La compañía no se quiere quedar atrás en este aspecto, por lo que tiene una participación en el proyecto Hacdos. La obtención del hidrógeno como fuente de energía se hace mediante la electrólisis del agua, de manera que se estudia cómo pueden aprovecharse las aguas residuales para contribuir a este futuro.
Sacar todo el potencial
Barrera también ha hecho un repaso a las diferentes alternativas que hay a los gases de efecto invernadero, y a la necesidad de dar más impulso. “El potencial no está del todo aprovechado en nuestro país”, ha puntualizado Barrera, ya que el crecimiento “es lento, ya que en nuestro país hay cuatro plantas de biogás por millón de habitantes, mientras que, en otros países de la Unión Europea, como Francia o Alemania, se han multiplicado”.
Un rumbo que se espera cambiar en breve, ya que el Gobierno ha elaborado una hoja de ruta del biogás, que pretende multiplicar por 3,8 la producción actual, con el horizonte de alcanzar los 10,4 teravatios hora en el 2030.
A esto se le suma, más recientemente, la ruta valenciana del biogás, “que es mucho más ambicioso que la del Gobierno”, ha detallado Barrera, porque busca multiplicar hasta por nueve la generación actual, de los 0,26 teravatios hora actuales a 2,34. Por otro lado, ha comentado “se le suma que define el impacto social y económico, con la dedicación de unos 6.000 puestos de trabajo directos e indirectos e inversiones por unos 500 millones de euros”.
La carrera del hidrógeno
En cambio, el recorrido del hidrógeno verde es mucho más esperanzador, ha señalado la ponente, algo que supone un espaldarazo para que Facsa investigue en este terreno. Según ha indicado, “España lidera esta carrera, ya que concentra el 20% de anuncios de proyectos de todo el mundo, solo por detrás de los Estados Unidos”. En el caso de las depuradoras, se pueden aprovechar las aguas procedentes de las redes de alcantarillado para que, antes de tratarse, puedan emplearse en el proceso de electrólisis. El hidrógeno tiene ventajas respecto a la electricidad renovable, ya que permite su almacenamiento, por lo que tiene grandes posibilidades tanto en la industria como en transportes de elevado consumo energético.